top of page
texture 8-01.jpg

Los efectos del señor AZÚCAR

  • Foto del escritor: Marina Xeix
    Marina Xeix
  • 11 sept 2024
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 14 sept 2024

No sé vosotres, pero los efectos del señor azúcar sobre mí suelen ser debastadores, y más cuando lo ingiero en esos momentos en que mi consciencia está mermada. A continuación, un texto dedicado a él.


esta es Marina Xeix bajo los efectos del señor azúcar

Ayer tomé azúcar, mucho azúcar, cantidades ingentes de glucosa industrial que dinamitaron mi estómago y me mantuvieron en vela hasta las cuatro de la mañana. Me he despertado a las nueve de puro malestar, con una resaca aplastante y la tripa gritando “nunca más”, e insistiendo, “por favor, nunca más”. Cuerpo deshidratado y mente desorientada como si de alcohol se hubiese tratado, pero fue solo azúcar. Solo azúcar, dicen, en diversas formas y colores, todas ellas igual de nocivas e igualmente inapetecibles cuando las estaba engullendo, pero la ansiedad, la costumbre, el vacío y la soledad fueron mayoría e insistieron hasta que me vieron devorarlas. “Por una vez, ¿qué más da?”, ese es su argumento favorito, y mientras tanto, la droga camaleónica pasa desapercibida y como si nada, orgullosa de causar los mismos estragos que sus amigas prohibidas, pero sabiéndose comodín. “¡Soy azúcar!”, dicen en el recreo, y el endulzante presume de haber conquistado la infancia con tanta facilidad. “Os acostumbraréis a mí y me necesitaréis, y nadie podrá hacer nada para evitarlo”, esa fue su profecía, seguida de la advertencia “destrozaré vuestra fauna y vuestra flora intestinales, haré que ellas os reclamen más de mí, pondré la indústria alimentaria a mi favor para colarme en vuestros hogares y daros la alegría momentánea que acabaréis deseando constantemente para cubrir la desazón de vuestras vidas”. Pero nadie escuchó sus palabras, o no quisieron creerlas, tan ocupadas estábamos en sustituirlo por siropes y edulcorantes para no engordar, como si ese fuera el problema principal. Mientras tanto, él nos hizo adictas a su mayor talento, curar la incomodidad. Y con ese poder inmenso, ¿quién se le iba a resistir? Yo no, desde luego, no en mis momentos de debilidad.


Pero yo te digo, ahora y aquí: azúcar, sí, tú, a-zú-car, siempre tan refinado, perfecto compañero y enemigo sin piedad, si he podido abandonarte en mis días de claridad, ya verás cuando sea capaz de gestionar mis horas bajas, pasarás de salvavidas a postre y nada más, y mi cuerpo, más listo que el hambre y que tus amigas ansiedad, costumbre, vacío y soledad, te expulsará una vez tras otra para ayudarme a sanar, y ya veremos quién se pavonea entonces.



Marina Xeix

24 de junio de 2024



¡Encuentra la lectura dramatizada en mi canal de youtube!



Comentarios


  • Instagram
  • Youtube
  • Facebook
  • LinkedIn
bottom of page