24 DE JUNIO DE 2024, esoterismo, deseos y risas

Esoterismo, deseos y risas improvisados en un texto a partir de una pequeña idea que he tenido esta misma mañana al despertarme. Aquí va:

Si mis cálculos esotéricos son correctos, que me da mí que sí, tú eres un día muy especial. Y no te lo digo para hacerte la pelota, sino porque por fuerza tienes que serlo. Hijo del solsticio de verano, la luna llena rosada te avala y la numerología se pone cachonda con tu capicúa, y yo me pongo cachonda solo de pensar que puedo escribir contigo y sobre ti, y pedirte un favorcillo de san Juan. Sin compromiso.

Las mentes universalistas predijeron un 2023 lleno de prosperidad y de proyectos. Nada sucedió en mi caso, pero, eh, no pasa nada, porque, por suerte, para el 2024, auguraron la misma fortuna, un crecimiento sin precedentes que, entre tú y yo, aún no estoy notando. Pero, eh, tampoco pasa nada, mercurio retrógrado infinito y cansino, nada más. 

Digamos que la fortuna se me está repitiendo, sí, pero igual que el ajo, mal. Si los designios son de mejora vital y a estas alturas de la película aún no ha sucedido nada –y no será por falta de ganas ni por carencia de intención–, yo empiezo a preocuparme, porque contigo se ha acabado el curso y, mi estado vital es casi el mismo que abrió el año. Y digo yo, que no se te eche septiembre encima porque ahí vas a ir de culo, aprovecha que vienen las vacaciones y sácale partido al trampolín de tu nombre, más la luna rosada, más el solsticio que tanto nos gusta, para forjar un chiquirritín milagro que ponga las cosas en su sitio. Bueno, dos milagros. Ahí van.

En primer lugar, y para que veas que esto no va solo conmigo, por favor, acaba con las guerras de una vez por todas, a ver si eres capaz de convencer a tanto psicópata idiotizado por las ansias de poder. Y en segundo lugar, y como ya sé que esa solicitud es compleja, si no descabellada, simplifico la demanda, hagámosla sencillamente de empleo. Encuéntrame un trabajo adecuado a mis conocimientos y aptitudes, porfi, que pueda disfrutar ni que sea un poquitito y que tenga un sueldo un pelín por encima del miserable mínimo interprofesional para poder seguir viviendo en esta capital de península. También sé que esto es tan o más difícil que lo anterior, pero oye, por pedir que no quede, que si resulta que los astros y los planetas y las galaxias estaban alineados y yo no aproveché, me voy a cabrear si a los demás les toca la lotería y a mí ni agua. Así pues, y por una vez, que me quiten lo bailao, oye, me planto en tu quiosco y reclamo mi participación.

Yo, hija del mar, invoco tu poder de la rehostia para que me eches una mano en este veranito que se avecina chiflado. Querido veinticuatro de junio de dos mil veinticuatro, si eres especial, ¡muestra tu poder!

24 junio 2024,

Marina Xeix

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